Vamos por ahí, caminamos sin saber donde, miramos y descubrimos, nos importan pocas (pero importantes) cosas, somos felices en nuestra idiotez de pequeños detalles casi invisibles. Se descubre un camino nuevo o, mejor dicho, se descubre que el que estamos siguiendo era el camino, y se pone mejor y mejor. Sube, sí, pero es mejor y mejor (y sube mucho, y llueve, y la noche, y las montañas, y vos, y sigue subiendo). Voy, venís, vamos.
Nos perdonamos tácitamente? ¿O es que tan sólo sigo siendo el mismo crédulo que creía que todo lo que decías era la verdad absoluta por mas incoherente que suene? No me molesta ninguna de las dos opciones.
El caño en tu sien. Las muelas. Todo el mar en primavera.
No todo queda cerca, no todo es fácil, no todo llega. Pero igual lo hacemos, porque así nos gusta.