domingo, 4 de diciembre de 2011

La fuckin ficha.

Si uso una melodía que compuso otro, que también te tuvo, tiene algo de morboso y de sádico. Lo uso igual, porque en este momento solo pienso en recordar lo que olvide recién, que trataba justamente de rocordar y olvidar. Trataba del olvido y del sueño, o del olvido del sueño. Todo se pone nublado, todo es complicado de recordar. Mientras la cabeza siga escupiendo pensamientos como balas no voy a lograr armar nunca una idea fija. Se que estabas vos, se que estabas lejos. Se trata de perspectiva o es realmente asi? No saber distinguir entre si estás cerca o lejos, según de donde se lo mire (según a quien se mire). Recuerdo ahora, de no saber si hacerlo, de tener la cruda ilusión de hacerlo en el momento menos oportuno, de pensar en hacerlo en ese momento sólo para molestarte, aunque sabiendo a su vez que simplemente, y por feo que sea admitirlo, me estoy jugando las últimas fichas, aunque sea consciente que es sólo para deberle al casino más de lo que puedo juntar en mi vida entera. Aunque el casino me deje sólo en la calle tirado, con frío y miedo.
Pienso luego que poco me importa. Que da igual si le debo la vida al casino. Lo que se claramente es que nunca se lo voy a pagar, que nunca me lo va a poder cobrar. Porque llegado el caso, voy a estar lejos, muy lejos como para que eso pase. Aunque si lo mirás de otro lado, pensaba estar lejos, pero acá estoy, pensando nuevamente en jugarle todo al rojo. Viendo como se van a la mierda mis promesas de no jugar más, de creerme más vivo que el casino porque le gane cien pesos. Cien pesos esta vez, con eso me conformo, y se me olvida que perdí todo lo demás, mi vida, mi orgullo, mi apatía, mi soberbia y lo peor de todo, mi autoestima.