sábado, 15 de agosto de 2009

Según como se lo mire, según a quién se mire


Se hace costumbre el chillar hiriente de tus dientes en la almohada, tu cara de chino mandarín a las 3 de la mañana, tu pancita, tu inestable sentido del humor, tu adicción al cigarrillo, tu lengua de arrabal, tus manos inquietas, tus pensamientos que vienen desde la nada misma y van hacia ningún lugar, se hace costumbre. No se termina uno de acostumbrar a la música de tu boca mientras dormís, tu cara oriental cuando la hora no importa, tu ombligo de esos que dan ganas de dormirse encima, tu sonrisa, maravillosa sonrisa, tu lengua controlada (según como se lo mire), tus caricias oníricas y tus pensares de labios mordidos que lo llevan a uno hacia la nada misma, no se hace costumbre.

martes, 4 de agosto de 2009

Escalofrío


Con un calor que sube desde la espina hasta la frente rodeándote la nuca y aplastandote los sesos de un golpe, despertares inútiles, gente pasada por agua. Había muchisimo vértigo, pero no tanto como pensabas, el miedo te gano y antes de explotar contra el piso amaneciste de nuevo sin querer. El escalofrío me dejó sin aliento, con el aire helado en los huesos, pánico, error, como prefieras. El destello vacío del vaso contra los pies de la mesa. Todo tan fácil. Otra vez el golpe, la desorientación, el silencio y la oscuridad, enorme sobre tu cabeza y bajo tus pies. Nuevo golpe. Luz. Viste todo más claro, te tranquilizaste, no lo pensé tres veces, ya me volviste loco.


La avenida en diagonal parecía corta, pero lleva muchisimo (y magnífico) tiempo recorrerla, tal vez (ojalá) nunca termine de descubrirla.