sábado, 12 de junio de 2010

De soles y sombras

Aquel día había un sol radiante, supongo que serían vacaciones de inverno, o algo así, porque te iba a visitar seguido, los iba a visitar seguido. Salí con mi metro diez (máximo), a disfrutar el día mientras vos preparabas algún capricho mío, probablemente una torta de naranja o unos fideos caracolitos. Después de andar por el patio con mis autitos de colección, ensuciarme hasta la médula, cansar a Caifás con juegos incomprensibles, me pareció buena idea intentar llegar a lo más alto del limonero. Por supuesto que al avanzar medianamente quedé atorado entre espinas que atravesaban mi buzo cual si fuese algún tipo de trampa mortal perfectamente diseñada. Prisionero, pero con aroma a limón, empecé a desesperarme. Esfuerzos inútiles que duraron poco. No se si te llamé desesperado, o solita me encontraste luchando con las ramas espinosas. Cuestión que con paciencia y la poca fuerza que tu cuerpo permitía, me descolgaste con gracia matriarcal. Me abrazaste, me dijiste “vamos a comer”.
Hoy te aferrás a mi brazo como si caminaras por el borde de la Garganta del Diablo. Disparás como metralleta visiones tenebrosas, mezcladas con recuerdos confusos que parecen haberte marcado a fuego. Hoy los años ya no entran en tu cabeza y las memorias se te amontonan y mezclan entre sí. Temblás como una hoja, y con ojos llenos de confusión y miedo me abrazas apoyando tu cabeza en mi pecho, desesperada del miedo, como pidiéndome que no me aleje, que te cuide, que te quiera. Tus ojos siguen siendo tus ojos, yo soy yo, pero más grande, vos sos vos, pero más grande también. Y voy a estar donde tenga que estar, y sé que nunca te vas a olvidar, pase lo que te pase, de que soy el segundo de los quince (pronto dieciséis). Me lo dijo tu sonrisa, que duró lo que duras en decir hola, para contarme todos tus males, viejos y nuevos. Pero vuelvo, cada vez que por un segundo logro llevarte a donde tenés que estar. Con los quince, los que somos, según vos misma, la luz de tus ojos… tus soles.
Seré tu sol, o no seré.