jueves, 26 de abril de 2012

Entonces despues del vientito que quizo ser tornado pero quedó en el intento, la veo sin mirarla, la veo y me veo mientras miro el techo, me aparto un poco de ella para meterme adentro. No es suficiente, me alejo un poco más, si no logro salir de ella no voy a poder entrar en mi. Es lo que busco cuando llueve, de alguna manera meterme un poco adentro, refugiarme bajo mi techo a escuchar la lluvia, que a veces es tormenta, otras simplemente garúa finito, pero siempre se escucha, un poco más, un poco menos se escucha. A veces molesta, a veces no deja ver, a veces se disfruta, a veces no. En busca de saber de que venía la cosa me aleje, me sente a sentir el frío y las gotas que rebotaban de las paredes y caian en mi espalda, mis hombros, mi nuca... Casi no me sorprendió no sentir la diferencia de temperatura, casi no me sorprendió. Pero me dió bronca. Me dió mucha bronca. Me sentí desorientado e impotente, inseguro y dubitativo. No puedo hacer nada, que tamino tomar, a donde seguir, volver sobre mis pasos? para qué? por qué? Sirve de algo todo eso? Sirve de algo algo? O no es la lluvia de afuera la que me empapa en mis paranoias? Fastidiado, agotado mentalmente, herido en el orgullo de una bala de cuya existencia no me fio, volví, me salí de mi mismo, de a poco como para compensar la presión, me senté sin mirarla, me acosté y la abrace sin mirarla, nuevamente no me sorprende el cambio de temperatura (es que no siento tal cambio ahora) no terminaba de salir aun de mi mismo cuando se escuchó lo inevitable (un poco lo buscaba, lo admito)... "que te pasa?"... "nada"... (me toca el hombro como quien se lo toca a alguien para comentarle algo en secreto)... "que?" ... "ya te pregunté"... (respiro, suspiro, pienso, digo que no se que, que mañana, que yo, que ella, que blabla)... sospecho que no va haber no se que, mañana, yo ni ella, me alivia un poco, me angustia un poco más, suma todo suma cuando se trata de mi paranoica inseguridad, de mi cansado estado de muchachito de gran ciudad, de mis afectos extrañados y del universo de boludeces que no pueden ser filtradas por mi cordura para diferenciar lo importante, lo prescindible, los fantasmas y las realidades. No tengo ganas de pensarlo, no tengo ganas de hablarlo, no tengo ganas de salir ni de entrar, quiero tomarme una aspirina mágica y q se pase nomás. Y dormirme 4 días seguidos no estaría mal tampoco. Las aspirinas mágicas no existen, o no funcionan, como lo quieras ver, en su lugar prefiero una caricia y saber q ella entiende lo que yo no. Demasiado pretencioso, me molesta estar esperando que haga lo que necesito que haga pero sin pedirselo. Sé que está mal, pero no lo puedo evitar.