jueves, 10 de enero de 2013

Biografía III: La novia de Guille


No me animo a escribir. Pensó un montón de cosas. Le salió eso, liso y llano: No me animo a escribir. La frente sudaba frío y ella todavía no se terminaba de explicar lo que le estaba pasando. La calle, Claudio, la lluvia, colegiales, Iruya, Guille (siempre Guille), el Patio Olmos, ese hospital con gatos y todo, se le vinieron encima y no pararon de estrangularla por toda la noche. La pieza es sólo ventilador y respiraciones, a veces cortadas por algún suspiro. La propia y la de su compañero.  Abre los ojos sólo para salir un poco de su cabeza, pestañea por primera vez al reconocer esos globitos casi invisibles, que no veía desde que iba a prescolar, siempre de la mano de su hermano mayor, una cruza extraña entre Jimbo y Landricina que la cuidaba como nadie. Cuando comienza a acostumbrarse a la (falta de) luz, se escabulle del brazo su novio y revisa el celular. Siempre con la misma (falta de) esperanza, “que sea sea un mensaje de él”, murmurba mientras giraba la cabeza por última vez (desorientando la noche con una gracia casi mágica, casi hipnótica) para comprobar si dormía antes de tomar con cuidado el teléfono. Sí, duerme, tengo tanta (falta de) ganas que sea, pero no, pero sí, es, y él duerme, ¿y era necesario que sea tan bueno? Me comes la cabeza, me desorientas, no te conozco, el futuro sin presente, la popularidad, ¿Había necesidad de ser así? El agua, el aceite, el malo conocido, Estela y la reputísima madre que los parió a todos. Después de reflexionar todo eso, borró el mensaje, lo mejor es no responder, y salió en busca de un cigarrillo. Sentada sola, respira profundo, y en un anotador escribe la nota de suicidio de su relación, para luego dejarla a la vista con la (falta de) seguridad de que la otra parte la encontrará y firmará, dando su consentimiento a una muerte obvia. El calor y la culpa le pesan en la cara, vuelve despacio a la cama, le besa la frente y acaricia la espalda, lo abraza con la necesidad de su olor. Te amo. Se siente segura por primera vez en meses. Lo dice de verdad. El duerme.