martes, 9 de abril de 2013

Encanto

“¿De verdad? Me encantaba esa chica para vos” y lo miraba con ojos que saben reconocer a quienes perdieron el tren en más de una oportunidad. No podía decir que la vida le escupía la cara, pero no le sonreía precisamente, tendría que pedir tres Gin-Tonic más para vaciarse de metáforas. No entendió cuando estaba cayendo, se vació dos discos de Eruca Sativa en botella y media, y aún le costaba ver quién le habla, quien era esa chica, quien era esa otra chica, quien le encantaba, quien bailaba, con quien despertaba. Sentía la paciente desaparición de sus pies, volvió a caer en su intento mil de convencerse a sí mismo que no se estaba auto boicoteando (¿Cómo no desconfiar?). Terminó pintando sierras, apagando ciudades y escondiendo un celular. “Sí, a mi también me encantaba”.