viernes, 21 de junio de 2013

Se quedó

No encuentro excusas, no puedo echarte la culpa de este insomnio. Hace más de dos horas que no me puedo soltar de vos y de tu sonrisa sin culpa, dos horas de ésta cama horno, enredado en tu pelo y nada parace ser más hermoso que este sofocamiento. Doy vueltas, pregunto y repregunto por la hora. Me canso de sentir el peso de las sábanas y el peso de tu boca queda justo, todo es demasiado. Voy corriendo de a poco la indiferencia, te miro y parece ideal en mi cabeza por un segundo y tu cuello se acerca, por dos segundos y el labio en la oreja,por cinco segundos y la sonrisa y el juego de manos, por quince segundos y el ruido que viene de afuera te desaparece en un gato tal vez, un ruido de chapas y ahora la heladera que aprovecha para pedir el cambio. Me cuesta saber en que momento el aire se puso tan espeso y tu sombra tan confiansuda. Así, insta alada sin perfume que guardar ni permiso para pasar.

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