martes, 8 de mayo de 2012

¿Tenés para después?

Tengo fiebre, una borrachera importante y una ansiosa verdad. Tengo una mirada que baja cuando la mía la busca, tengo un baile frenético de una canción que no me acuerdo, tengo una confesión de ácido y alcohol que revolucionaría la escena de salir a la luz, tengo media locura y otra mirada que no se espera que la mía la sostenga (pero lo hace). Tengo también una sonrisa y una caricia que no se sabe de dónde salió. Un hombro apoyado en mi pecho y el otro en mi mano derecha. Tengo un beso medio robado, medio buscado. Dos frustraciones y un par de elogios. Una nube de gente que pasa volando, una advertencia y un par de off-sides. Camino al borde de la medianera, haciendo equilibrio mientras me muero de risa. Busco algo que tuvimos antes de conocernos. Consigo un par de abrazos de cuando teníamos quince en un cumpleaños que no es.
Tengo un amigo que me abraza y grita cuánto envidia mi situación. Te deje quedarte con esa mirada que aleja al más insistente de los vendedores. Conseguí un catarro que desgarra los pulmones, me regalaron dos alegrías recientes y la molesta segunda posición en la tabla. Te tengo a vos, respirando fuerte en mi oreja, dos manos de truco ganadas y un centenar de partidos perdidos. 
Tengo ganas de arrancar y una bronquitis que me deja tirado. Tengo un lugar para pensar y otro para no hacerlo. Quiero un viaje que queda demasiado lejos, más una sensación de tranquilidad y placeres novedosos por estos lugares. Tengo una selva abandonada, un par de cuentos sin escribir y el protagónico en el corto de mi mejor amigo. Un cuenta ganados que nunca usé. Una barba de tres semanas y el cuerpo cansado de esperar. Tengo una sensación de conocerte de toda la vida y un vacío que sé de donde viene, pero que no me termino de explicar. Una guitarra dormida, dos chicos guardados en una foto y tres caminatas por mi departamento.
Y con eso por ahora me arreglo. 

No hay comentarios: