Tengo un amigo que me abraza y grita cuánto envidia mi situación. Te deje quedarte con esa mirada que aleja al más insistente de los vendedores. Conseguí un catarro que desgarra los pulmones, me regalaron dos alegrías recientes y la molesta segunda posición en la tabla. Te tengo a vos, respirando fuerte en mi oreja, dos manos de truco ganadas y un centenar de partidos perdidos.
Tengo ganas de arrancar y una bronquitis que me deja tirado. Tengo un lugar para pensar y otro para no hacerlo. Quiero un viaje que queda demasiado lejos, más una sensación de tranquilidad y placeres novedosos por estos lugares. Tengo una selva abandonada, un par de cuentos sin escribir y el protagónico en el corto de mi mejor amigo. Un cuenta ganados que nunca usé. Una barba de tres semanas y el cuerpo cansado de esperar. Tengo una sensación de conocerte de toda la vida y un vacío que sé de donde viene, pero que no me termino de explicar. Una guitarra dormida, dos chicos guardados en una foto y tres caminatas por mi departamento.
Y con eso por ahora me arreglo.
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